Érase una vez un
libro escrito por un biólogo tinerfeño casado con las ciencias, aunque amante
de la literatura. Un escritor que va por su quinta novela, pero que desde que
debutó en este mundillo no deja de cosechar éxitos. Su primera novela fue El
alano, el inicio de una trilogía gloriosa, Las cenizas de Hispania, a la que
siguieron Niebla y acero y El dux del fin del mundo. Su cuarta novela, El
nombre de Dios, fue galardonada con el Premio “Los cerros de Úbeda”.
Érase una vez un
libro de esos que te hacen enamorarte de la novela histórica, porque más allá
de la época en que transcurre, te envuelve en su magia por el modo en que está
recreada la historia, por el talento narrativo del autor, por la naturalidad de
su escritura y la intensidad de su épica para de ese modo reflejar con
sensibilidad inaudita la realidad social del momento en que se desarrolla y
sentirnos inmersos en la trama.
Érase una vez un
libro en el que sus personajes tienen un papel fundamental y todos están
niquelados. La gran mayoría son ficticios, aunque se relacionan con alguno que
otro que realmente existió. Todos ellos, no solo el protagonista, están
perfectamente caracterizados y aunque la novela está escrita en primera
persona, a través de las descripciones que de todos ellos hace Hrolf Ragnallson,
el joven primogénito de un jarl vikingo asentado en la Irlanda del siglo IX en
su relato, conoceremos no solo cómo son físicamente, sino cómo piensan y por
qué actúan de la manera en que lo hacen.
Érase una vez un
libro cuya trama era tan ambiciosa como espectacular. Nos traslada al siglo IX
de nuestra era cuando un grupo de vikingos procedentes de Erin sufren los
estragos de una tormenta y se ven conducidos a un puerto cercano a las costas de
Wessex donde cientos de drakkars y miles de marinos nórdicos venidos de todos
los rincones de Escandinavia se están preparando para saquear a la vecina Spanland.
Con lo que no cuenta es que un ejército bien pertrechado les hará frente y
serán derrotados. Muchos de ellos, en particular nuestro protagonista, serán
hechos esclavos y esto dará pie a que junto a él vivamos una historia
apasionante en la que las ansias de libertad se vincularán a las de venganza -en
el caso de Hrolf- que encontrará en las figuras de Gisli, Torfi, Aren o
Thorvald, los aliados más leales que cualquier guerrero pueda desear.
Por todo ello y por
más motivos que me dejo en el tintero, no puedo hacer otra cosa que recomendar
esta novela épica, deslumbrante y apasionante a partes iguales. Yo la he
disfrutado hasta el infinito y me encantará que la descubras y me lo hagas saber.