NO TE VERÉ MORIR, de Antonio Muñoz Molina

 

FICHA DEL LIBRO:

Título: NO TE VERÉ MORIR

Autor: Antonio Muñoz Molina

Editorial: Seix Barral

ISBN: 978-84- 3224-232-8

Precio: 18,905 €

 

Érase una vez un libro escrito por Antonio Muñoz Molina (Úbeda, Jaén,1956), destacado escritor y periodista. Tras estudiar Historia del Arte y periodismo, inició su carrera literaria en 1984 con "El Robinsón Urbano". Ganó reconocimiento con su primera novela, "Beatus Ille" (1986), y continuó cosechando éxitos con obras como "El invierno en Lisboa" (1987) y "El jinete polaco" (1991). Además de su labor literaria, fue director del Instituto Cervantes de Nueva York en 2004. Miembro de la Real Academia Española desde 1995, ha recibido múltiples premios, incluyendo el Príncipe de Asturias de las Letras en 2013, siendo el autor más joven en lograrlo hasta ese momento. Su contribución a la literatura y el periodismo le han valido reconocimientos como el Premio González-Ruano y el Premio Mariano de Cavia.

Érase una vez un libro cuyo título hace alusión al último verso de un poema escrito por Idea Vilariño, una destacada poetisa uruguaya.  Este verso en particular surgió como una expresión poética tras la ruptura de una relación sentimental marcada por la intermitencia, que se extendió a lo largo de décadas, entre Vilariño y Juan Carlos Onetti,. El título, elegido sabiamente, encapsula la esencia emocional y nostálgica que permea toda la narrativa, sirviendo como un punto de encuentro entre la poesía íntima de Vilariño y la complejidad de las relaciones personales. Este libro se erige como una conmovedora exploración de las emociones humanas a través de la lente poética y el título actúa como un evocador punto de convergencia entre la poesía íntima de la destacada poetisa uruguaya y la intrincada trama de relaciones personales que se despliega en estas páginas. Enmarcado por la esencia emocional y nostálgica que impregna la narrativa, este libro invita a sumergirse en una historia marcada por la intimidad y la separación, revelando capas profundas de la condición humana y dejando una huella duradera en el corazón del lector.

Érase una vez un libro que Un libro narra la historia de Gabriel Aristu y Adriana Zuber, una pareja cuya juventud fue marcada por una intensa historia de amor que parecía eterna. Sin embargo, el destino los separa, llevándolos por caminos opuestos. Mientras Adriana queda atrapada en Madrid, anclada en un matrimonio y en la España de los años sesenta, Gabriel forja una exitosa carrera en Estados Unidos tras completar sus estudios. Después de medio siglo separados, la falta de comunicación y la desconexión emocional entre ellos crean un abismo de silencio, palpable en su persistente nostalgia. En el crepúsculo de sus días, sus caminos se cruzan de nuevo, dando lugar al tan ansiado reencuentro. Las caricias emergen, acompasadas como las suites para violonchelo solo de Bach interpretadas por Pau Casals, junto con deseos reprimidos y rencores del pasado. Sin embargo, la dolorosa verdad se revela: la nostalgia del primer amor también implica extrañar la persona que alguna vez fuimos.

Érase una vez un libro que nos obliga a hacer una poderosa reflexión sobre la fugacidad del tiempo y la complejidad de las decisiones tomadas que dan forma a nuestra vida. Para ello toma como excusa la nostalgia del primer amor, que no deja de ser la añoranza por aquella persona que una vez fuimos o la que dejamos de ser, según las circunstancias, porque el tiempo afecta, irreversiblemente, en nuestra vida. La historia de Gabriel y Adriana es el mejor de los ejemplos posibles y su reencuentro, cuando el tiempo ya ha hecho estragos en ellos y, en particular en Adriana, que se encuentra en la fase terminal de una enfermedad, vuelve a vincularse nuevamente con el verso de Idea Vilariño que da título a la novela.

Érase una vez un libro que nos revela que la innovación en la narrativa va más allá de las historias que se nos puedan contar y “No te veré morir” es un claro ejemplo de ello en cuanto a su estructura. Dividido en tres partes muy diferenciadas a la hora de plantearnos el relato: la primera es una extensa espléndida parrafada narrada en primera persona que abarca 67 páginas. Sin un solo “punto y aparte”; de hecho, sin un simple “punto”, porque es una única frase,  el autor entremezcla pasado, presente y futuro para sumergirnos de lleno en la conciencia del protagonista, Gabriel Aristu y ofrecernos una visión íntima de su conflicto interior. La segunda parte adopta una voz más objetiva, al cambiar la perspectiva a través de otro personaje que toma los hilos de la narración, subrayando que las apariencias pueden ser engañosas y que la interpretación varía según la posición del observador. La tercera y última  parte relata el impactante encuentro entre Gabriel Aristu y Adriana Zuber, quienes al llegar al final de sus vidas admiten la profunda huella dejada por la relación que mantuvieron en su juventud.

Érase una vez un libro que destaca por un estilo literario caracterizado por una prosa rica, evocadora y descriptiva. En cada palabra seleccionada y en la precisión verbal de las frases se evidencia la meticulosidad del autor, además de su profundo compromiso con la exploración de la condición humana. El autor exhibe una maestría ejemplar en el uso del estilo libre indirecto, una técnica que le permite sumergirse a fondo en la psicología de los personajes. En lugar de limitarse a describir los eventos desde una perspectiva externa, el narrador se convierte en un vehículo versátil que adopta la voz, el acento, la mentalidad y el punto de vista de cada protagonista. Esta inmersión completa en la subjetividad de los personajes va más allá de narrar sus acciones, capturando también sus pensamientos, emociones y percepciones individuales. Tal habilidad brinda una representación auténtica y enriquecedora de las complejidades de cada personaje, aportando una profundidad psicológica única a la narrativa.

En definitiva, érase una vez un libro magistralmente narrado y toda  una experiencia de lectura única y desafiante que explora la influencia de la memoria y el olvido, así como la dicotomía entre la lealtad y el engaño. La novela ahonda en los efectos del transcurrir del tiempo ya consumido, evocando con melancolía todo lo vivido y destaca la persistencia del primer amor y sus vínculos imaginarios. A través de una narrativa conmovedora, se despliega la historia de una pasión truncada por las circunstancias de la vida, ofreciendo, al mismo tiempo, un retrato hermoso y delicado de la vejez, cuando lo que hemos sido o hemos hecho se difumina y solo recordamos lo que realmente hemos experimentado y soñado.